Visita al Ausländerbehörde

Ilustración por Otro desperdicio de potencial

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Edificio feo si los hay, el Ausländerbehörde es la Oficina de Extranjería alemana, ubicada en Berlín en la calle Friedrich-Krause-Ufer número 24. A simple vista pareciera no guardar más dificultades para el ingenuo visitante que las penurias de la laberíntica burocracia alemana, pero ¡Pobre de aquel que, confiado, atraviese su umbral! Pues esta jaula de cemento encierra más horrores que los que Dante presenció en su descenso a los avernos.

Pero quien tuviera la desdicha de llegar a a sus puertas, no desespere. Pues aunque muchos han sucumbido a las calamidades que este edificio encierra, también muchos han vuelto triunfantes, con una visa bajo el brazo.

Al entrar al Ausländerbehörde se encontrará primero con tres ventanillas de información, donde podrá averiguar la sala de espera que le corresponde. Pero no será tan simple, pues allí habita Marg, una criatura terrible que posee seis manos y tres cabezas, de las cuales una es muda, la segunda sorda y la tercera ciega. Ella es la sola encargada de atender las tres ventanillas y no existe tarea más titánica que la de obtener información coherente de aquella bestia.

Si le pregunta algo a la cabeza muda no recibirá más que un silencio sepulcral. La cabeza sorda no escuchará sus preguntas, hablando sin cesar de temas tan dispares como el clima o la moda de galeras. En cuanto a la cabeza ciega, raramente se encuentra en su ventanilla, sino hablando con la pared, en el rincón opuesto de la habitación.

Si por algún milagro logra averiguar el número de sala, no crea que por eso sus penurias habrán terminado. El Ausländerbehörde es una maraña de pisos, departamentos y secciones. La mejor manera de no perderse es usar un ovillo de hilo y atar un cabo a una de las cabezas de Marg, de manera de poder volver a la oficina de información en caso de llegar a un callejón sin salida. Y si se encuentra con Asterión, corra.

Una vez que haya encontrado la sala, tome un número y espere. Los números serán anunciados a través de un cuerno en lo alto de una puerta de bronce. Ni se le ocurra levantarse para ir al baño o comer algo. Los números no son llamados en orden sino de manera aleatoria y si usted pierde su turno no le será permitido sacar otro. A veces dos números serán anunciados al mismo tiempo y la primer persona que llegue a la puerta será atendida mientras que la otra deberá retirarse del edificio.

Tras la puerta de bronce encontrará un largo pasillo con las paredes cubiertas de anaqueles. Tres bocas de mármol sobre tres pedestales lo esperan al final. Puede hacer sólo una pregunta a cada boca. Elija sabiamente.

Después de haber escuchado sus preguntas las bocas dirán un número. Busque el anaquel correspondiente. Allí encontrará un paquete con su visa o un antiguo libro con las instrucciones de lo que todavía debe hacer. Tómelo y retírese, pues si se demora mucho en su búsqueda las bocas perderán la paciencia y lo devorarán.

Siga el ovillo de hilo hasta la salida. Pero aún si logró salir victorioso esta vez, no se confíe. Porque este edificio encierra una única verdad: al Ausländerbehörde siempre se vuelve.

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